Entre Amelia y Silvio hay dos ventanas enfrentadas. Ella
vive en un internado juvenil. Él es un actor que sueña con viajar.
Esta es una obra que sencillamente…enamora. La relación y la
pasión que se establece entre Amelia y Silvio resulta contagiante.
Entablan una aventura a través de la vida, con sus encuentros y
desencuentros, de amor y complementación que uno quisiera
haber vivido al menos una vez en la vida.
Y ellos a modo de un guion cinematográfico van recorriendo los
capítulos de sus vidas, con una poesía y una música que el
espectador no puede menos que dejarse atrapar dentro de ella y
acompañar.
Con momentos que remedan el cine francés como el ya clásico y
antiguo “Un Hombre y una Mujer” de Claude Lelouch que
inmortalizarán Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimee en los 6- de
las más bellas historias de amor que nos dejara el cine- esta obra
nos trasporta a un clima similar. “Una pieza de un lirismo
sublime, con una puesta cuidada y de una inteligente utilización
de imágenes temáticas, cercana al cine de Truffaut, Rohmer y
Resnais.”(Luis Formaiano).
Las actuaciones de Eloisa Terruela, a cargo también de la
dramaturgia y dirección, sólidamente acompañada por Julio
Bambill son de destacar ya que ambos trasmiten un clima y una
química entre ellos, entre ventanas, flores y bellos colores
sencillamente hermoso y atrapante.
En épocas donde parece tan difícil soñar y dejarse llevar por
historias que no nos lleven una y otra vez a las miserias
cotidianas que nos toca vivir, esta pieza resulta imprescindible.
Porque “amar es imprescindible” ya dijo el poeta. Muy recomendable!